¿El marketing crea o satisface necesidades?
Es una pregunta que siempre lanzo a mis alumnos y que inevitablemente desata un debate encendido. Hay quienes defienden que el marketing crea necesidades, con ejemplos como los descuentos “irrepetibles” que misteriosamente vuelven al día siguiente o los famosos “últimos 3 en stock” que parecen tener la capacidad de multiplicarse de la nada.
— “Eso no es marketing, es manipulación”, intervengo.
— “Pero funciona”, me responden.
Y sí, funciona. Porque jugar con el miedo a perder algo es efectivo. Pero, ¿eso significa que el marketing deba basarse en empujar al usuario con urgencias artificiales?
El marketing que yo elijo
Para mí, el marketing bueno es el que escucha, entiende y satisface necesidades reales. Es el que no empieza por la venta, sino por la solución. No se trata de empujar al cliente con falsas urgencias, sino de ayudarle a tomar la mejor decisión.
¿Persuadir o manipular?
Persuadir no es malo. Engañar, sí. Y ahí está la línea que no se debe cruzar. No es lo mismo poner un precio atractivo en un producto que realmente resuelve un problema, que forzar la compra con ofertas fantasma y escasez inventada.
Así que la verdadera pregunta no es si el marketing crea o satisface necesidades, sino: ¿qué marketing haces tú?
Yo lo tengo claro. ¿Tú juegas con las cartas sobre la mesa o con ases escondidos en la manga?