La eterna dicotomía entre branding y performance

Profesional de marketing digital debatiendo consigo mismo sobre invertir en branding o en performance, ilustrando el dilema del huevo y la gallina en estrategias de marketing

«Deberíamos destinar más presupuesto a branding», me digo.

«¿Estás loco? El ROI inmediato es lo que importa. Necesitamos ventas ahora, no en un futuro lejano», me respondo.

Ahí estoy yo, debatiendo conmigo mismo como si no tuviera cosas mejores que hacer. Por un lado, sé que invertir en branding es sembrar para cosechar a medio y largo plazo. Por otro, la obsesión por ver cómo el ROAS puede resentirse si no nos enfocamos en conversiones directas me tiene al borde de un ataque.

«Pero las campañas de marca en search siempre han sido nuestras estrellas. Impactamos a usuarios que ya buscan nuestra marca. Es como si nos dejaran la mesa servida», insisto.

«Claro, y mientras esperamos a que el branding dé sus frutos, ¿con qué pagamos las facturas? ¿Con likes y shares?», me replico con sarcasmo.

Y así sigo, en este monólogo interno digno de una telenovela. Si lo pienso bien, es el clásico dilema del huevo y la gallina. Sin marca, no hay ventas sostenibles. Sin ventas, la marca no tiene razón de ser. Ambas son indisolubles y seguir separándolas es, francamente, un sinsentido.

Quizás es hora de aceptar que todo debe estar integrado. Cada impacto, ya sea creando una comunidad o cerrando una venta, construye nuestra marca y aporta al objetivo final. Nuestra labor es asegurar que desde el principio todo tenga armonía, coherencia y consistencia, reflejando los valores que queremos transmitir.

Así que, después de este debate conmigo mismo, concluyo: la próxima vez que me pregunte si invertir en branding o en conversiones, recordaré que sin huevo no hay gallina, y sin gallina no hay huevo. O, en nuestro caso, sin marca no hay ventas, y sin ventas… bueno, ya sabemos cómo termina la historia.

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